Imagino que todos estaréis al tanto de los cambios en la ortografía del español decididos por la RAE que podéis leer en este artículo del periódico "El País".
Ciertamente no se trata de cambios que afecten la morfología ni la sintaxis del idioma, pero tampoco creo que sean todos acertados.
Que la CH y la LL dejen de considerarse letras es algo que se venía venir desde que en la década de los 90 decidieron considerarlas combinaciones de dos letras en las entradas de los diccionarios.
Que ahora se escriba "Irak" en vez de "Iraq" (¿por qué no "Irac"?) me trae sin cuidado.
Que "guion" y "truhan" hayan perdido el acento, a pesar de que yo siempre las he pronunciado como disílabas, no me preocupa tanto.
Que el adverbio "solo" ya no se acentue me deja en ridículo ante los estudiantes a los que insistía siempre en la diferencia de significado entre "sólo en casa" y "solo en casa", pero tampoco me voy a rasgar las vestiduras.
A lo que me niego es a llamar "ye" a la "i griega" -a pesar de que mis amigas cubanas o venezolanas llevasen años denominándola así- y eso por dos motivos:
Servidora es yeísta y los alumnos no se van a enterar mucho si digo que tal o cual palabra se escribe con "elle" o con "ye", pero además me niego a perder ese referente a la cultura helénica en nuestro alfabeto... Este bloguero lo explica mucho mejor de lo que yo podría hacerlo:
Por cierto, hay un grupo en "Facebook" llamado Me niego a que la "i griega" pase a llamarse "ye" de donde he tomado prestada la imagen de este artículo.
2 comentarios:
La Academia deberá escuchar el sentir de expertos (arabistas que se niegan al cambio de Catar; helenistas... si no, corre el riesgo de que le pase a esta letra como a la palabra "güisqui". ¿Acaso alguien hace caso a la academia y castellaniza el extranjerismo? Nadie, que yo sepa. Ojalá con la "ye" también se produzca una rebelión similar.
Gracias por comentar, Lu.
Tu opinión es siempre interesante!
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