jueves, 28 de junio de 2007

Extranjera

Ayer escuché por casualidad esta canción de Miguel Gallardo y me hizo pensar bastante, aunque yo no me vi obligada a emigrar ni tampoco salí con intención de volver... Se la dedico con cariño a todos los que llevamos años fuera del país en el que nacimos y somos ya "extranjeros para siempre", incluso si volvemos!!!
Se fue de su pueblo un día

hace tiempo ya, pensando volver

llevaba una maleta vieja

y en el corazón, toda su niñez

Igual que un ave viajera

ella tuvo que emigrar

buscando una vida nueva... Extranjera

Llegó a un país lejano

que le dio calor, y porvenir

se enamoró de un muchacho

que le dio su amor, y fue feliz

Pero al pensar en su tierra

siente ganas de llorar

y quiere volver a ella... Extranjera

Extranjera, extranjera

aún te grita el corazón

cuando suena una guitarra

o alguien canta una canción, de tu país

no lo puedes evitar... Extranjera

Después llegaron los hijos

y hubo que luchar, y hacerlos crecer

y así pasaron los años

sin dejarla ya, poder volver

Pero va al mar y aunque calle

su alma vuelve a recordar

cuando era niña en su playa... Extranjera

Extranjera, extranjera

aún te sientes en la piel

cuando te hablan de la tierra

que una vez te vio nacer, lejos de aquí

no lo puedes evitar... Extranjera

Extranjera, extranjera

aún te grita el corazón

cuando suena una guitarra

o alguien canta una canción, de tu país

no lo puedes evitar... Extranjera

Se fue de su pueblo un día

hace tiempo ya, pensando volver

11 comentarios:

Mª Isabel González Martínez dijo...

Muy bonita, Leonor. Tengo una amiga que le pasa eso exactamente. Ella vive en el extranjero donde es extranjera, pero cuando vuelve se encuentra con que también es extranjera. Los españoles le encuentran acento y le preguntan de dónde es y la gente del país en el que vive, igual. En fin, imagino que no es fácil; aunque no te marches pensando en volver. ¿no?
Besos

Leonor Quintana dijo...

Gracias por tu apoyo, Maribel!

Llevo más de la mitad de mi vida aquí en Grecia, pero creo que nos pasa a todos los "extranjeros".

Por otra parte, pienso que tenemos una visión más amplia -al estar más alejados- de muchos temas.

Besos.

Anónimo dijo...

Hola, Leo. Me ha gustado también la canción.
El sentimiento del desarraigo es algo que nunca he experimentado, pero te comprendo cuando dices que desde fuera se tiene "una visión más amplia de muchos temas", te da objetividad y otro prisma desde el que valorar las cosas. Pienso que por las vivencias merecen la pena ser "extranjero" (cuando no ha sido de forma forzosa o en situaciones difíciles: inmigración ilegal, etc.)

Besos, y buen verano.

Leonor Quintana dijo...

Querida Merche:

Ciertamente merece la pena mientras que se es joven... Después, dependerá del psiquismo que haya desarrollado cada cual... Puede ser duro!

Felices vacaciones!!!

Lourdes Domenech dijo...

Uy, este tema me ha tocado la fibra. Mi padre siempre fue un desarraigado.
Fue un emigrante del Sur en Cataluña.
Supo integrarse, pero nunca más supo de dónde era.
Creo que la lejanía hizo que mitificara recuerdos, él que tenía una tendencia innata a literaturizar la propia experiencia.

Anónimo dijo...

Feliz cumpleaños.

Leonor Quintana dijo...

Gracias por vuestros comentarios.

Os debo a tod@s un trozo de tarta!!!

InterPeques dijo...

Vivir en otras tierras diferentes a las que te vieron nacer es algo más que viajar en el mismo sentido que la diferencia dada entre el extranjero y el turista según expresiones comunes. El extranjero ha cambiado forma de vida y entorno cuando así es percibido al salir de su medio habitual incluso regresando al suyo nativo. Para mí, un cambio así es recomendable al menos una vez en la vida. Quien no vive una experiencia de este tipo, quien nace, crece, vive y muere en el mismo lugar, tierra o país, pierde una importante perspectiva vital, la perspectiva del… otro, extraño, emigrante, el de fuera… el extranjero.

No es fácil, es duro, pero favorece o amplía la comprensión de nuestra naturaleza humana en su dimensión social precisamente por las adversidades que se producen en este tipo de situaciones. Difícilmente podemos conocer plenamente nuestro entorno si no tenemos ocasión de vivirlo también desde la adversidad, en este caso lejanía y extranjería.

Siempre he observado otro “lustre” en las gentes desplazadas y vividas en tierras lejanas; perspectivas más amplias, cosmopolitismo, mayor objetividad respecto a cuestiones locales… es decir, todo lo contrario de lo que una maestra comentó en una cena fin de curso de una escuela de Bilbao, tu Bilbao, donde dijo “… pues yo no he pasado nunca de Carranza porque no se qué voy a encontrar fuera mejor que aquí ¡¡¡ …”. Me sorprendió tristemente este comentario en una persona adulta supuestamente formada. “… ni mejor ni peor, solamente diferente…” le comenté yo, “… otra forma de vivir las mismas cosas, otra forma de entenderlas…”. No obtuve respuesta más allá de un gesto de autosuficiencia y orgullo mal entendido.

Espero Leonor que tu “psiquismo” evolucione favorablemente para que lleves tu extranjería bien en tus edades mayores como seguro la llevaste en las menores. Una práctica común es volver de viejos a los lugares que dejamos de jóvenes, acabando los días allá donde comenzó todo.
Felices vacaciones.

Leonor Quintana dijo...

No esperaba encontrar más comentarios a esta entrada y no sabes la ilusión que me ha hecho verte por aquí, Javier!

De joven, ni me lo planteaba... Creo que son características las ganas de conocer, de experimentar, en esa época de la vida humana.

Pero, ¿por qué casi todos piensan en volver al final de sus vidas? ¿Tanto nos marca la infancia, en el fondo, querámoslo o no?

Doy gracias a Dios, Javier, y aspiro simplemente a no haber tenido una existencia completamente inútil a pesar de mis defectos y, en concreto, de la pereza (madre de todos los vicios) que me caracteriza y, al menos de momento, eso me preocupa más que dónde me pille el final!

Un fuerte abrazo.

InterPeques dijo...

LAS DOS RANAS

He aquí una rana que había vivido siempre en un mísero y estrecho pozo, donde había nacido y habría de
morir.

Pasó cerca de allí otra rana que había vivido siempre en el mar. Tropezó y se cayó en el pozo.

--¿De dónde vienes? -preguntó la rana del pozo.

--Del mar.

--¿Es grande el mar?

--Extraordinariamente grande, inmenso.

La rana del pozo se quedó unos momentos muy pensativa y luego preguntó:

--¿Es el mar tan grande como mi pozo?

--¡Cómo puedes comparar tu pozo con el mar! Te digo que el mar es excepcionalmente grande, descomunal.

Pero la rana del pozo, fuera de sí por la ira, aseveró:

--Mentira, no puede haber nada más grande que mi pozo; ¡nada! ¡Eres una mentirosa y ahora mismo te
echaré de aquí!

*El Maestro dice: Así procede el hombre fanático y de miras estrechas.

(Cuento clásico indio)

Leonor Quintana dijo...

Bonita historia y encierra una gran verdad... ¿Cómo pueden negarlo algunos?
Gracias!!!

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