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sábado, 1 de marzo de 2008

Hijos de Babel

Juan Vicente Piqueras, poeta y actual Jefe de Estudios del I. C. de Atenas -lleva unos pocos meses en Grecia- ha terminado hoy una amena charla sobre "Los gajes del oficio" -léase el síndrome del profesor quemado- durante las XVII Jornadas de ASPE con la lectura de un poema suyo que me ha gustado especialmente.

Le he pedido permiso para publicarlo en Internet, a lo que ha accedido con mucha amabilidad e incluso se ha dejado fotografiar a la salida. La pena es que la grabadora digital que había llevado conmigo no me ha funcionado...
Espero que os guste...

HIJOS DE BABEL



a todos los profesores de lenguas extranjeras

dispersos por el mundo.



Hay una raza de pontífices,

de maestros que tienden puentes entre países

y abren ventanas, puertas, voces, vuelos

a paisajes lejanos enseñando pronombres,

verbos irregulares y adverbios de lugar.



Son magos que se sacan un mundo del sombrero

con sólo pronunciar una palabra,

humildes sacerdotes que enseñan a sus fieles

a bautizar de nuevo el mundo, a recorrerlo

en las alas de un verbo que hasta ayer no existía.



Son los embajadores mal pagados

de sus países, reyes en exilio

cuyo único poder es saber enseñar.

Diáspora didáctica, héroes, jornaleros

del subjuntivo, un día se marcharon

de su lengua natal para enseñarla.



Misioneros sin más dios que un deseo:

el que gentes remotas consigan conocerse y conversar.

Y para conseguirlo pueden llegar incluso a pasar hambre.

Yo a veces los he visto devorar diccionarios.



Saben que todos somos extranjeros

y trabajan duro para que llegue un día

en que nadie lo sea.



Nacieron en la Torre de Babel

y saben que el amor

le debe su existencia a la gramática.



Juan Vicente Piqueras

Atenas, febrero 2008

3 comentarios:

  1. A mí también me ha gustado. Un saludo.

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  2. Me ha gustado mucho este poema!!! Felicidades al poeta de mi parte. Minerva desde Nuakchot.

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  3. Un saludo muy cordial, Minerva.

    No dudo que te haya gustado y tienes todos los motivos para sentirte identificada.

    Corro a ver dónde está Nuakchot...

    Un abrazo.

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